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Se suele pensar que la pérdida de audición es un problema que aqueja generalmente a la población anciana, siendo el tercer problema de salud crónico más frecuentemente diagnosticado en personas mayores (después de la hipertensión y la artritis). Según la información del Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación, aproximadamente el 10% de los adultos de 55 a 64 años sufre pérdida auditiva. A medida que el rango de edad aumenta a 65-74 años, este porcentaje se eleva a 25%. De manera alarmante, cuando las personas tienen 75 años o más, el 50% de la población estadounidense de edad avanzada desarrolla pérdida auditiva.
Está claro que el aumento de la edad conduce a una mayor probabilidad de desarrollar pérdida auditiva. El daño auditivo relacionado con la edad se conoce como presbiacusia. Este tipo de pérdida auditiva da como resultado una pérdida gradual de la audición debido al daño de las frágiles células ciliadas dentro de los oídos que convierten las señales de sonido en impulsos eléctricos que luego se envían al cerebro. La muerte de las células ciliadas dentro del oído no provoca que vuelvan a crecer, por lo que este tipo de daño puede provocar una pérdida auditiva permanente.
Se cree que las razones de la presbiacusia son principalmente una exposición prolongada a varios ruidos fuertes durante un período de tiempo prolongado. Estos ruidos perjudiciales incluyen eventos deportivos ruidosos, conciertos de música, herramientas eléctricas, así como entornos laborales y domésticos ruidosos. Varios problemas de salud también pueden contribuir a la pérdida de la audición, como la hipertensión, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes, los virus, ciertos medicamentos, las alergias, los tumores o la acumulación excesiva de cerumen.
La predisposición genética también puede ser un factor importante que contribuya a la pérdida auditiva relacionada con la edad, especialmente si la pérdida auditiva es común en su familia. El Journal of American Family Physician informa que alrededor del 50% de presbiacusia es hereditario. Este tipo de pérdida auditiva hereditaria afecta más a los hombres que a las mujeres y puede provocar la aparición de una pérdida auditiva más temprana en la vida.
Las investigaciones sugieren que las mujeres mayores que sufren pérdida de audición tienden a ser más susceptibles a niveles moderados o graves de depresión. Se sabe que la pérdida de audición tiene efectos perjudiciales en las capacidades cognitivas.
El Better Hearing Institute realizó un estudio que encontró que el daño a la audición no tratado puede conducir a diversos grados de reducción de los niveles de ingresos del hogar. Específicamente, los niveles más altos de pérdida auditiva pueden resultar en una pérdida de hasta $30,000 en ingresos anuales. Además, también se descubrió que la pérdida de audición es un factor que contribuye a las relaciones interpersonales obstaculizadas y a la baja autoestima. La pérdida de audición es una condición irreversible. Con la protección auditiva adecuada, las personas pueden evitar años de daños que pueden provocar presbiacusia.
